Baiona: algo sen igual no mundo

Por Alejandro Pintamalli
Llego tarde a este comentario pero tengo razones que me eximen de culpa. La semana pasada hice escala en París, Madrid, y concluí un periplo muy alocado en Baiona (no la ciudad francesa, que se escribe con «y», sino la gallega, última parada antes de ingresar a tierras portuguesas, bordeando el Atlántico).
Baiona, 8 AM. Vista desde el puerto.

Baiona, 8 AM. Vista desde el puerto.

Allí todo jugó en favor de una captación (abducción, en términos de la ufología, porque no parece de este planeta) de mis sentidos. Por su gente, para empezar, colegas y analistas de primer nivel que trabajan en el Instituto Gallego de Análisis y Documentación Internacional (IGADI), como Roberto, Xulio, Natalia y Ánxelo. Geniales, serviciales hasta el caracú, les estoy enormemente agradecidos por su hospitalidad. Son los mismos que, para continuar con esa buena impresión que me traje de regreso a Holanda, me abrieron las puertas de la cocina gallega… ¡Por Dios, qué cosa buena!

Y eso que estuve un día, que me ha parecido mucho más por lo bien que me hicieron sentir. Recuerdo que hace un mes, una invitada a los Coloquios Euroamericanos que organizó el IGADI, me decía eufórica del otro lado del teléfono que Baiona era «el mejor lugar del mundo». Le festejé entonces la ocurrencia, que creí influida por circunstancias inapreciables para mí. El pasado jueves 30 fui yo el que cayó flechado por esta pequeña ciudad que nació hacia el 140 antes de Cristo, con la reproducción de la carabela La Pinta («En Baiona se tuvo la primera noticia del descubrimiento de América», me explicó Roberto, vestido de guía turístico), su fortaleza de Monterreal, imponente, con su panorámica del puerto, una especie de postal viva. El casco antiguo, sus restaurantes, el retumbar de los pasos en la noche sobre las baldosas húmedas…

En fin, que después de una semana de trajín, de prisas para llegar a las citas a tiempo, de dale-que-va con las entrevistas, la parada en Baiona fue un oasis en el camino -sigo saboreando las zamburiñas, los revueltos de champiñones y gambas, los percebes, los mejillones a la vinagreta, todo acompañado con un galleguísimo blanco Albariño…

Espero que sepan disculpar este exabrupto turístico-gastronómico. Yo soy de los visitantes fieles, de esos que «repiten» cuando lo tratan bien. ¿A que no saben cuál será mi destino turístico en la primera oportunidad que se me presente?

1 Responses to Baiona: algo sen igual no mundo

  1. Alberto Iglesias Darriba dice:

    Uy!!! Te hubiera recomendado unos sitios estupendos en Baiona: jaqueivi, galiñeiro, etc. Saludos de un oyente gallego residente en M´exico. Enhorabuena.

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